Suavemente quita su mano de sus hombros
El cuerpo armonioso desnudo es tapado por las sombras
de un frío departamento en noches de otoño
Ella mirando al vacío, consumiendo su cuerpo durmiendo
en la distancia entre la conciencia y el mundo de los sueños
Con una mirada perdida, en medio de culpas y de dichas
Haberlo entregado todo: su corazón, su cuerpo, su pasión
Ahora se entibian a hielo lento, y se destruyen los pensamientos
Nada más que decir. Nada más que pensar
Ella mira entregada, lo que dio por amor
para lo que el día desmantela, y volvemos a ser
individuos pensantes, actores racionales
separados por los cuerpos, visibles, a la luz del sol
Deja a su amado, ambos labios sellados
pero uno en movimiento con los ojos abiertos
por los laberínticos caminos de su departamento y sus sentimientos
por las luces que florecen lentamente en los aposentos
anunciando la llegada del despertar de todos
Pero ella despertó antes del amanecer
su corazón anuncia la llegada de más que un día
anuncia la llegada de una nueva vida
anuncia el miedo de lo que es dar y lo que es perder
Vestida ve los haces que cortan la oscuridad
Vuelve a creer que vale la pena apostar
ante un futuro incierto, ante un nuevo comienzo
creyendo nuevamente en lo que los mortales comúnmente claman
quizá un nuevo romance
quizá un nuevo enamoramiento.
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