Cuéntame aquella vez que actuaste como idiota
Y de tu consentimiento salieron palabras vacías
Aquella vez que miraste un espacio sin fondo
Aquella vez que perdiste el horizonte de tu vista
Te dijiste «cualquier loco haría lo que yo»
Dejando atrás un mar de lágrimas filosas
Cambiaste la sintonía de radio por una canción melancólica
Regresando a cualquiera que fuera el depósito del que salió
Pero mi cognición jamás ha sido tan fuerte
Mi entendimiento no me llama a la razón
Savia mía es tu canción melancólica
Que los demás vean tu vergüenza
Que los demás vean tus heridas
Aunque no lo quieran, yo escribo música
Aunque no lo quieran, yo redacto poesía
Y lo que es estar triste en tiempos de risas
Pues yo canto más fuerte y con más pasión
Viví mucho tiempo interpretando corazones ajenos
Que no pude ver que el mío bombeaba con fervor
Yo sé lo que es estar solo, yo sé lo que es estar loco
Pero más que nada, sé lo que es ser estar en prisión
Luna mía, que has traído a los barqueros a la perdición
Que acobijas a tus hijos con distancia repulsiva
Que en tu fragilidad enamoras a los poetas
Y cuando te buscan con la mirada ya no estás
Dime… ¿cuáles son los secretos que esconde tu inmortalidad?
Cuáles son los aguantes que te llevan a no caer en la agonía
Soy el poeta melancólico que canta canciones olvidadas
En su melomanía compone estrellas constelares
Reluce fuegos que se extinguieron hace mucho
Creando obras en este mundo de malicia y entropía
Soy poeta, corazón de llamarada, encadenado y rencoroso
Mi amor se disfraza de benignidad
Mi pasión se guarda en los rincones de cuatro cámaras
Si es espíritu, si es orgánico, si es sexo
Soy poeta, y lo que escribo cae en fuego, carne y tentación
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