En
los sin iguales pozos de incertidumbre
Cae
marchita la voz de una doncella en tiempos de guerra
Su
incomunicación le ha llevado a la locura
Su
corazón se ha sumergido en los pozos mohosos de la perdición
Los
días álgidos, silencio, contrastan noches de dolor
Los
astros dan sus giros… Las horas pasan sutilmente
Torbellinos
iracundos arrasan una casa abandonada
En
que ya no hay dueño. Ya no hay bellos recuerdos
Sus
ojos, privados de horizonte, privados de sol
Labios
sellados en una miríada de gritos sin voz
Afuera
hay movimiento y ella permanece inerte
Como
la ciudad que circula en sus eternas líneas
Como
la sangre todavía es bombeada en su corazón
Como
todo siempre pasa y como los pétalos fallecen
«Ella
sigue aquí.»
Cuando
no hay un aquí
No hay un ella
Su
pasado escurre evasivo su cuerpo sin movimiento
Su
presencia es un fantasma, su ausencia es su legado
La
realidad se vuelve en un imán hecho pedazos
La
verdad yace oculta en el fondo de un pozo olvidado
Las
miradas de mil hombres que no ven
Las
miradas de ojos sin su sol, sin su horizonte
Las
sonrisas que yacen perdidas en un álbum de fotografías

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